miércoles, 22 de julio de 2009

Recuerdos de Vicky, 3.


Tan temprano y ya hacía tanta calor…me encantaba el verano, pero aquello no podía ser normal.
- Tsk…estúpido calentamiento global…-mascullé, golpeando la primera piedra que se cruzó en mi camino.
Volví a pensar en lo interminable que se me hacía el camino hacia casa de Lilly, pero al fin y al cabo recordármelo solo servía para empeorar las cosas. Así que me dispuse a escuchar música y a pensar en cosas más llevaderas…
Esa misma tarde, había planeado una de esas fiestas del milenio…pero a mí manera. Bueno, al menos yo me había esforzado en que lo fuera. Iba a haber todo lo que tenía que haber…comida, decoración, buena música…solo me faltaba una cosa, y era la que más miedo me daba.
Gente. Necesitaba mucha gente.
Me di cuenta de que empezaba a notar esa opresión familiar en el pecho, y decidí dejar de atormentarme con preocupaciones y ponerme manos a la obra. Estas últimas horas las iba a dedicar a mi total descanso, con Lilly.
Aunque llamar descanso a estar un rato en compañía de Lilly….sinceramente, podía llamarse de todo menos eso. Esa chica parecía estar hecha de pilas duracell.
En fin, entre tantas cavilaciones, acabé llegando a su casa.
Llamé al timbre con un suspiro, preparada para lo que solía llamar “el salto del oso”.
Pocos segundos después escuché los pasos de alguien corriendo dentro, que habría precipitadamente la puerta y se abalanzaba a…al suelo.
- Vicky! .- se quejó mi amiga, con un berrinche.- no tendrías que haberte apartado…jo.
- ¿y enfrentarme de nuevo a uno de tus abrazos de oso?- me reí. - Será mejor que te sacudas esa ropa.
- Me las pagarás…- prometió sonriendo.
- Sí, si, si.- le pasé un brazo por el hombro.- bueno, ¿qué toca hoy?
Me temí lo peor. Había sacado su sonrisa número 6. La siniestra.
- Es un secreto.
- ….Lilly, no voy a permitir que vuelvas a coger un coche.- la advertí.- ni que le eches a nadie globos de agua o utilices un mechero y un bote de laca como lanzallamas.
- Lo dices como si fuera algo malo…
- ¡incendiaste tu cocina! -repliqué.
- Pero fue una prueba puramente científica. Quería saber si funcionaba el extintor.
- No tienes remedio…
Se rió. Claro que no lo tenía. Era lo que más me gustaba de ella.

Eran ya las cuatro de la tarde y había vuelto de otra de mis aventuras con Lilly. Esta vez se había portado relativamente bien, había que reconocerlo.
No me dijo a dónde nos dirigíamos hasta que ya pude deducirlo yo sola, y para entonces, ya era tarde para retroceder:
- ¿a la plaza del centro? .- pregunté extrañada. Era sábado, día de mercadillo, y aquello estaba lleno de gente.- ¿en eso consistía tu plan maquiavélico? ¿en ir de compras?
Se rió ruidosamente mientras sacaba dos folios de uno de sus bolsillos. Me entregó uno. Me quedé helada cuando leí lo que ponían.
- No.- respondí.
- Sí.
- No.
- Sí.
- …
- ¿ves?
Suspiré. “Free Hugs”, decía. Si había alguien en este mundo que me ganara en cabezonería era ella. Volví a leer el folio con el aliento contenido y notando que estaba volviendo a sonrojarme, como cada vez que tenía que hacer algo en lo que me consideraba vulnerable y tenía que exponerme a los juicios de otras personas.
- Oh vamos.- dijo palmeándome la espalda.- Seguro que te diviertes! Además, me lo debes, te he ayudado mucho para lo de esta tarde.
Volví a suspirar.
- Está bien, está bien…-respondí, reticente.- pero solo un rato.
- Dos horas.- zanjó.
- Media hora.- zanjé.
Me echó su mirada de ojos entornados.
- Una hora y media.- volvió a responder.
- 45 minutos, y es mi última oferta.
- Ya te arrepentirás luego…- resolvió sonriente.- Bueno, ¡manos a la obra!
- ¿y cómo se supone que empezamos?
- Extiendes el folio delante de ti y te abalanzas sobre el primero que pilles.
- …
El resto ya os lo podéis imaginar. Al principio la gente nos miraba raro, y hubo un par de ancianas que pensaron que íbamos a robarles, pero quitando esos ligeros contratiempos la verdad es que fue divertido. Incluso se nos unieron un par de chavales de nuestra edad. Creo que más que nada estaban allí por nosotras, pero como no estaban demasiado mal…digamos que no objeté nada.
Coincidimos en volver a hacerlo otro día con el resto de nuestros amigos y en un sitio con más gente, y ya estábamos deseando que ese día llegara. Mientras tanto, ya solo quedaban dos horas para la gran fiesta y mis nervios habían hecho que mis uñas desaparecieran. Ya era la tercera vez que Lilly intentaba pintármelas.
- Vicky, o paras de moverte o te ataré con cinta adhesiva. .- dijo con voz extremadamente suave.
Tragué saliva y asentí efusivamente.Era consciente que sería capaz de hacerlo. Estábamos en su cuarto, yo intentaba centrar la mirada en algún lado para poder distraerme. Vi el póster de Victoria Francés que yo le había regalado el año pasado, y me quedé mirándolo. Realmente me gustaba ese póster.
- Ya.- resolvió ella.- ahora intenta que se sequen.- me reprochó.
- ¿te las pinto yo a ti?
- ¿con tu pulso epiléptico? Bueno, puedes intentarlo.
Pasamos las dos horas que nos quedaban arreglándonos y demás, pero con cada segundo que pasaba yo notaba cómo los nervios se apoderaban de mí.
Entre una cosa y otra decidimos marcharnos ya, y emprender camino a la fiesta. La decoración estaba puesta desde el día anterior, por si se olvidaba algo que hubiera tiempo de repararlo. Técnicamente ya debería haber gente esperándome, pero como siempre, mis chicos llegaban tarde.
- No te preocupes, ya sabes cómo son.- dijo Lilly, con el fin de tranquilizarme.- por eso quedaste antes con ellos.
- Sí, supongo que tienes razón. Será mejor que entremos.
Abrí con la llave maestra y entramos. Ella no había visto antes la decoración así que me fijé en su cara para ver cómo reaccionaba. Se le iluminaron los ojos.
- Dios mío…qué brillante está todo. – me lo tomé como un cumplido.- ¿lo has hecho tú sola?
- Sí. Quería sorprenderos a todos…
- Pues lo has conseguido, por lo menos conmigo.- sonrió.- será perfecto, ya lo verás. Y si no, que les den a todos.
Sonreí.
- ¿crees que Ann se habrá acordado de traerse la música?.
- Sí, seguro que sí. Se le suelen olvidar muchas cosas pero…seguro que sí.
- No pareces muy convencida…
- Que ya verás como no se le olvida, Vicky.
Justo cuando iba a responder, llamaron a la puerta.
- ¡Heeeeejey!!
- Es Will.
Me apresuré a abrir la puerta.
- ¿pero qué te has hecho en el pelo? – le pregunté cuando conseguí soltarme de su abrazo.-
- Ah, me lo hizo tu madre. ¿A que me queda bien?- mi madre era la peluquera real del grupo de amigos. Tenía por lo menos tres tonalidades distintas entre rubio y cobrizo. La verdad es que le quedaba bien.
- Estas horrible.- respondí.- anda, entra.
- ¿y los demás? Ah, Lilly, hiii.
- ¡Hola Will! Te queda bien lo del pelo, no la hagas caso.
Poco a poco fueron llegando el resto de mis amigos, y otros que no eran tan amigos pero que no me importaba que fueran. La verdad es que había invitado a media ciudad…(y habría invitado a la otra mitad de no ser porque estaba de vacaciones).
En fin, qué puedo deciros. Hubo de todo.
Cuando por fin llegó Ann 45 minutos tarde, pusimos la música y la gente empezó a moverse.
Dave, un conocido, me sacó a bailar unas 3 veces. La verdad es que el chico no estaba mal, pero no era mi tipo. También bailé con algunos amigos, amigas, y sola, que por qué no. Pero cuando pasaron solo un par de horas empecé a notar la decepción. Lilly fue la primera en darse cuenta de que mi ánimo no estaba tan bien como debería.
Me sacó de la pista y, saltándonos la cola que había para los refrescos, nos hicimos con un par.
- ¿es por Jacke?.- me preguntó.
No hacía falta ser muy listo para saberlo, la verdad.
- Me dijo que vendría…-susurré.
Ella me dio un fuerte abrazo, pillándome por sorpresa.
- Él no es muy dado a las fiestas, lo sabes. Y quién sabe, queda mucha fiesta por delante, a lo mejor viene después.
La miré escéptica.
- Vale, es poco probable, pero tienes que intentar olvidarte hoy de él. Si no ha venido él se lo pierde, ¿sabes cuántos chicos han intentado tirarte los tejos hoy?.- me dio una colleja.- Espabila.
Riéndome sola por mi estupidez, la abracé. Esa chica siempre me hacía reír. Solté las bebidas, me aproximé al grupo con el que estaba Dave (rodeado por unas tres chicas). Pasé por delante suya, le miré, y seguí mi camino. Cinco segundos después me había cogido de la mano y me preguntaba que si quería algo de beber.
- Sí, lo cierto es que tengo algo de sed. – respondí.- ¿te importa…?- puse mi cara más inocente (es la misma que utilizaba cuando mi madre me regañaba por algo que sabía que había hecho yo y no el perro) .
- Claro que no, por ti lo que sea.
Se fue por las bebidas. Eché un ojo a donde estaba Lilly, bailando desenfrenadamente con una chica hindú que era nueva en la zona. Ella me sonrió, divertida. Le señalé con la mirada a Dave, que estaba haciendo cola por unas bebidas, y vi cómo ella solita se desternillaba en la pista.
La puerta de la entrada volvió a abrirse, pero esta vez me negué a mirar. Estaba harta de comprobar que el que entraba no era nunca Jacke.
Así que mantuve la vista fija la pista, intentando memorizar cada cosa que veía. Will tenía una forma curiosa de bailar…Ann y Shad…bueno, eran demasiado vergonzosos como para bailar juntos, así que cada uno iba por un lado. Qué tontería. Ya veríamos que hacían cuando sonara la canción lenta que les había colocado.
La verdad es que se veía que la gente se lo estaba pasando bien. Todos mis amigos estaban allí…o por lo menos su gran mayoría. Suspiré.
-¿ya estás suspirando otra vez? – me preguntó una voz a mi espalda.
Reconocí esa voz, sorprendida. Con una media sonrisa en la cara me di la vuelta, y allí estaba él.

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