sábado, 20 de febrero de 2010

Recuerdos de Vicky, 5.

Así que el chaval buscaba pelea eh? Pues teniendo en cuenta el humor que traía no iba a resultarle muy difícil encontrarla. Y, en aquellos momentos, el hecho de que fueran cerca de cinco tipos corpulentos (y, en mi opinión, que sufrían escasez de neuronas) solo me alentaba.

- ¿qué pasa Dave? ¿no tuviste suficiente con que te tumbara una vez?

Su rostro de ser superior cambió en cuanto le dije eso, y con una mueca le hizo una señal a sus amigos que no supe interpretar. Me alejé de él, por pura cautela, y me giré para tenerlos vigilados a todos. Estaban cercando un círculo a mi alrededor, dejando ya en evidencia el hecho de que buscaban pelea.
Ciertamente, Dave era famoso por ser el tipo chico guapo que hace de “malo”. Existían numerosos rumores sobre él, pero yo no era la típica chica influenciable que se creía cuanto oía. Aún así, siempre los escuché todos, y en ese momento un par de comentarios aparecieron en mi mente. “Le arrestaron por meterse en peleas”, “Está metido en una banda”, “Lo que quiere lo consigue”. Cuando distintas personas te hablan sobre una misma cosa de la misma manera, das por entendido que es porque esa cosa es así. Y, en caso de que una persona escéptica quisiera opinar al respecto, tendría que probarlo por sí misma.
¿Será que soy escéptica..?Mmmmm….

- No debiste echarme de la fiesta.- dijo, el “malo” de Dave- Yo que quería divertirme…

- Podrías haberlo hecho sin necesidad de arruinar mi diversión, Dave.- repliqué, apretando los dientes.
Él se rió y se acercó a mí. No retrocedí ni un ápice, segura de que lo hacía más por el orgullo que por la valentía.

- Pues entonces vamos a divertirnos ahora…

Alcé las manos para empujarle porque estaba empezando a sacarme de quicio, pero uno de sus amigos se movió más rápido de lo que esperaba. Me sujetó los brazos por detrás mientras sus amigos se reían. Empecé a ponerme nerviosa, pero sobre todo estaba furiosa.
- ¡suéltame, Idiota!- intenté zafarme de ese niñato, pero Dave captó mi atención.

El muy imbécil me puso una mano en la cintura mientras que con la otra me quitaba el pelo de la cara.

- Sshh…¿no quieres que te hagan daño verdad?

El idiota que me sujetaba los brazos me los estaba reteniendo bastante bien, no podía moverlos! Y en ese momento Dave empezó a subir la mano que tenía en mi cintura…hasta que llegó a un punto en el que le propiné una patada en los mismísimos y le pisé con todas mis fuerzas el pie derecho al chico que me sujetaba. El caos que logré causar entre ambos me proporcionó la oportunidad de zafarme de mi prisión y alejarme de ellos, sabiendo que los otros tres no tardarían en venir a socorrerlos. Estaba decidida a mantener la calma, pero sería ingenuo decir que no tenía miedo. Por unos segundos lo había pasado realmente mal…Siempre pensé que la fuerza no debería ser el factor más importante en una pelea, y ciertamente, acaba de demostrarlo. Aún así, si me volvía a coger alguno de esos tipos…
Yo estaba decidida a no correr, así que como ya había tomado la decisión de quedarme, iba a ir con todas. Lo primero que me hacía falta: confianza.
Dos de los del grupo venían por mí con cara de pocos amigos mientras que los otros restantes intentaban poner a Dave de pie. Y ahí estaba yo, frente a cinco tíos que me superaban en fuerza, en un callejón dejado de la mano de Dios y con la vana esperanza de que no me estropeara la ropa para que Lilly no notara nada cuando volviera.
Bueno, dicen que de ilusiones se vive…

Al pobre idiota que se me acercó por la izquierda la engañé con un falso puñetazo que acabó convirtiéndose en patada a la mandíbula, después me agaché y utilicé una de las técnicas que más miedo me daba con el otro chico: le sujeté con una mano el gemelo mientras que con la otra empujaba la rodilla en dirección contraria, provocando su caída. Cayó encima de su amigo, lo que me dio algo más de tiempo.
Pero cuando me di la vuelta ya estaban los demás yendo por mí con Dave a la zaga. Uno de ellos consiguió cogerme con fuerza del brazo, y me empujó contra la pared con violencia. Por un momento me quedé sin respiración por el impacto, pero no pensaba dejarme arrinconar.
Me eché a un lado y pateé en pleno estómago con toda la fuerza que pude al que tenía más cerca. Oí que algo crujía.
Entonces volví a sentir la presión en el brazo derecho: era Dave. Me giré para pegarle un puñetazo en plena cara, pero uno de sus compinches me cogió el puño, y ayudado por uno más me cogieron ambos brazos. En menos de tres segundos estaba otra vez cogida por dos tíos mientras Dave me agarraba del cuello con rabia contenida. Detrás de él, el chico al que había pegado en el estómago se retorcía de dolor en el suelo, y un amigo suyo, cuya nariz sangraba, le ayudaba.
- Voy a hacer que te arrepientas de esto, zorra!
Empezó a apretar mi cuello, y realmente llegué a preocuparme de que me quedara sin aire. Intenté forcejear pero no conseguí moverme, ni si quiera un poco. Entonces uno de sus amigos, el que me sujetaba el brazo izquierdo, empezó a ponerse nervioso. Le llamó un par de veces hasta que éste reacción y quitó el brazo de mi cuello, asqueado.

- Ahora sí que voy a divertirme…- replicó.

Antes de que me diera tiempo a prepararme algún comentario sarcástico, me propinó un puñetazo en la cara. Realmente dolió. Noté el sabor de la sangre en el labio…
Bueno, me había pasado la vida practicando cómo pegar un puñetazo, supuse que no estaba tan mal que yo misma notara cómo era. Pero ahora…no habría nada que pudiera ocultarle a mis amigos. Evidentemente, me había metido en un buen lío.
Sus amigos le rieron la gracia, lo que pareció alentarle, ya que volvió a pegarme otro puñetazo en el estómago. Creí que ya había pillado el concepto de puñetazo…Después, el chico que estaba en el suelo, al que creí haber roto una costilla (más o menos), empezó a gimotear:

- Dale fuerte Dave! Mira lo que le ha hecho a Tom!

Dave se volvió para ver a sus amigos. Sonrió maliciosamente, mirándome. Le sostuve la mirada, no pensaba flaquear. No le daría la satisfacción de verme rogar por nada.
Como si hubiera leído mi pensamiento, hizo una mueca de asco y me pegó otro puñetazo en el estómago, con tal fuerza que pensé que acabaría escupiendo sangre. Sentí que mis piernas perdían fuerza y en unos segundos me vi en pie solo porque mis captores me sujetaban así.
Parecía que iba a continuar así hasta que se hartara, y yo cada vez me sentía con menos fuerzas para resistirme, para idear algún plan. Pronto vino otro puñetazo, si cabía incluso más fuerte que el anterior. Me mordí la lengua. No quería llorar. No quería gritar. No me importaba el dolor…Pero me aterraba la idea, de verdad me aterraba la idea de que mi fuerza fuera tan insuficiente. ¿Acaso necesitaba ser rescatada?

Otro puñetazo.

¿Acaso era cierto que dependía de los demás?

Un rodillazo en las costillas. Escupí sangre.

¿Acaso no podía defenderme sola? ¿Después de tantos años entrenando precisamente para situaciones como esa?

De nuevo, otro puñetazo.

¿Cómo miraría a mis amigos a la cara después de esto…?

Cerré los ojos con fuerza, llegó el siguiente puñetazo.

No.

Dave y sus amigos se reían. Dos de ellos ya se habían ido, creí haber oído que iban a llevar al que pegué a un médico, así que ahora eran tres. Sus risas, aún así, parecían las de cientos de personas. Las de todas las personas que me había cruzado en mi vida a las que les había dicho “Sé cuidar de mí misma”.

No podía permitirlo. Sencillamente, no podía hacerlo.

Abrí los ojos despacio, como si, de repente, todo fuera a cámara lenta. Dave recargaba el puño en lo que sería el siguiente puñetazo, y entonces...se escuchó el sonido de una rana croando. Dave paró al instante, sobresaltado. Las risas de sus amigos dejaron de escucharse.
Fue cuando lo vi claro. Aproveché ese segundo y saqué fuerzas de donde no había.
Levanté mi pierna con rapidez pateando a Dave en plena nariz, notando el crujido bajo mi bota, y tiré a la vez de mi brazo derecho con todas mis fuerzas mientras utilizaba mi pierna como zancadilla, derribando a su otro amigo. Esta vez, no tendría compasión.
Me zafé del agarre del de la izquierda, aprovechando ahora parar girar con brusquedad la muñeca de mi primer captor. Las tornas habían cambiado: Dave se llevaba las manos a la cara, gimiendo de dolor por la nariz rota y con el rostro empapado en sangre. Su compañero, que hasta hacía unos segundos se encargaba de sujetarme, gritaba en el suelo por su muñeca destrozada, cuya forma no tenía nada que ver con la que tendría que tener un brazo normal. El tío restante me miró tan solo unos segundos sin saber qué hacer, cuando se decidió a coger al de la muñeca rota e instarlo a que se levantara y se fueran de allí. Dave pareció entonces darse cuenta de cuál era su situación: solo quedábamos los dos. Mientras, yo me apoyaba en la pared con una mano, plantándole frente. Me miró con una rabia que ni si quiera yo era capaz de tener hacia él, y entonces exclamó:

- ¡haré que te arrepientas de esto!!

Se dio la vuelta, y salió corriendo.
Por unos segundos fui incapaz de asimilar lo que acababa de pasar. Yo….¿los había vencido?

¿Realmente lo había hecho?

Parpadeé. Sí, lo había hecho.

La adrenalina del momento me había hecho olvidarme por completo del dolor atroz que sentía en el costado, pero no tardó en volver, y de golpe. Me doblé con aprensión y mis piernas perdieron su fuerza, dejándome caer, arrodillada, sobre el suelo.
Alcé la mirada, intentando pensar en algo que me ayudara, ignorando por completo que en mi bolsillo mi móvil vibraba. Sin darme cuenta, había dejado que la tarde trascurriera, pues ya casi era de noche. Sonreí: la luna llena estaba preciosa….

Poco a poco, fui perdiendo la visión y casi imperceptiblemente percibí que mi cuerpo caía al suelo, mientras el sonido de una rana croando inundaba el silencio de la noche…

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