sábado, 20 de febrero de 2010

Recuerdos de Vicky, 4.

- ¡Jacke! ¿qué haces aquí?
- Sabes que no me gustan estas cosas…solo he venido porque sé que esto te importa. – dijo en un tono aburrido.

- Podrías aprovechar y divertirte también, ¿sabes? No es malo hacerlo de vez en cuando.

- Sí, sí…¿y qué se hace en estas fiestas exactamente?- me preguntó con un tono irritado.- La gente solo está bailando.

- Ahí está la gracia, tonto. Deberías sacar a alguna chica a bailar. –eché un vistazo a la pista.- ¿ves esa chica de allí? ¿la rubia? Parece estar esperando que alguien la rescate de Don Pulpo. Uh…si yo fuera ella lo estaría pasando mal. – me reí.

Esperé a ver qué me decía, y me colocó mi sonrisa favorita, la misteriosa.

- Lo siento por ella, la verdad. Pero lo cierto es que tenía pensado sacar a otra persona.

Sentí que el corazón se me aceleraba y me di cuenta entonces de que la distancia entre nosotros era peligrosamente corta.

Y justo cuando él abría la boca para lo que supuse que sería una proposición de baile…apareció Dave!!

- Hey…Vicky.- me pasó un brazo por la cintura.- ¿quién es este?- dijo en tono desafiante.

Pero bueno, ¿de qué iba ese imbécil? Me aparté de su abrazo y me dispuse a replicarle, pero Jacke se me adelantó:

- Nadie. – dijo, en un tono frío que hacía mucho que no escuchaba. Me quedé mirándole, demasiado aturdida como para comprender lo que estaba diciendo.- Vicky, una gran fiesta. Nos vemos el lunes, si acaso. – se dio la vuelta, caminó entre la multitud y pronto le perdí de vista.

¿Cómo que NADIE?! ¿y qué significaba ese “si acaso”?

Escuché las risas de Dave a mi lado.

- ¿te juntas con gente como él?.- volvió a reírse.- tú vales más que eso, Vicky. Venga, vamos a bailar.

Le empujé. ¿Qué hacía ese idiota dándoselas de chulito?

- ¿pero de qué vas, nena? -dijo despectivamente.- Olvida a ese tipo, era un perdedor. Vamos a bailar,venga.- me cogió del brazo. Más bien parecía que me tiraba, me estaba haciendo daño.

Y eso… fue la gota que colmó el vaso. Era consciente de que lo que iba a hacer podría perfectamente dar fin a la fiesta en la que tanto tiempo me había estado esforzando. Pero en ese instante, me importó un pepino. Cogí su muñeca, la giré, le golpeé el gemelo y le dejé caer. Alguien en el fondo paró la música. Alcé la vista y me di cuenta de que se había formado un corro alrededor. Shad y Lilly Estaban a dos pasos de mí. Se me cruzó por la mente la pregunta de cómo habían llegado tan rápido, pero solo lo pensé un instante. En ese momento Dave se estaba levantando, y con la cara desencajada hizo ademán de acercarse a mí…pero pronto se le quitó la idea de la cabeza. Oí cómo se acercaban esos dos (Lill y Shad, y probablemente alguno que otro más) con la idea de hacer de muralla para mí. Sinceramente, odiaba esa actitud. Yo podía defenderme muy bien solita. Pero…también la comprendía. Yo habría hecho lo mismo.

- Dave…-susurré.- vete.

Pensé que iba a replicar, pero se lo pensó dos veces. Salió empujando a los que veía y con un portazo. Los cincos o seis amiguitos que habían venido con él parecieron decidir que les valía más seguirle, así que también se marcharon. Intenté actuar normal. Suspiré y me puse los brazos en jarra.

- ¡cualquiera que actúe como él EN MI FIESTA acabará en el suelo, capicci? .- le grité a la multitud. Al instante cambié mi cara a una sonrisa.- que siga la fiesta.

Alguien volvió a poner la música y poco a poco la gente volvió a empezar a bailar. Al cabo de unos diez minutos todo era normal.

Lilly se me acercó y nos fuimos al servicio, en el que había un par de chavalas, pero al menos el ruido de la música estaba amortiguado.

- ¿qué co** ha pasado, Vicky? ¡no vuelvas a preocuparme así!.- me regañó.

No era justo, solo me llevaba 3 meses… ¿por qué leches actuaba como mi madre? Vvvvvvv…

- Todo iba bien hasta que llegó Dave. –repliqué.- Jacke iba a sacarme a bailar cuando él se acercó y empezó a abrazarme como si fuera “suya”.- apreté los puños.- Lilly, ¿crees que seguirá cerca? Puedo seguirlo y darle una paliza…

Me metió una colleja.

- ¿qué más ocurrió?

- Jacke…Jacke se fue, creo que pensó que realmente Dave y yo estábamos juntos. – suspiré, llevándome las manos a la cabeza.- luego Dave empezó a llamar a Jacke perdedor, y me instó a ir a bailar con él. Se puso algo agresivo, me cogió del brazo y fue empujándome a la pista, aquello fue lo que hizo que acabara en el suelo.

- Entiendo…entonces supongo que hiciste bien. Lamento haberte instado a bailar con otros…- se disculpó.

- No digas tonterías, Lill. Era lo que me hacía falta en ese momento. Además, si no hubiera sido yo habría sido otra pobre chica.

- Y es poco probable que la otra supiera artes marciales.- sonrió. - ¿qué vas a hacer?

- Creo que por ahora voy a salir a tomar el aire. – antes de que ella me replicara, contesté.- por aquí cerca. Tranquilízate, él ya se habrá ido.

- No, no me gusta, Vick. Parece la clase de chico que esperaría escondido hasta que la fiesta terminara y te pillara sola…y entonces, ¡pum! Asesinato en primer grado. Y yo no quiero que vayas a la cárcel por matarle…

Nos reímos. Qué chica…

- Pero en serio…no me gusta. Por fa quédate.- me cogió de las manos para enfatizar su mirada suplicante.

Suspiré.

- Lo siento, pero lo necesito. Sabes que cuando tengo sobrecarga necesito relajarme. Y ahora estoy al 110%, Lilly.

- Supongo que te habías hecho muchas ilusiones para hoy, eh?- respondió con una triste mirada.- .Está bien. Pero ten el móvil a mano. Y dame un toque cada dos minutos para que yo sepa que sigues viva.

- No pienso hacer eso -.-

- ¿quieres que te castigue sin salir, eh, señorita?

A veces daba miedo el parecido que tenía con mi madre…

- Está bien, está bien. No tardaré.



Salimos hacia la avalancha de gente y yo me dirigí hacia la salida, notando la mirada de mis amigos clavada en la nuca. Antes de que empezaran a hacer preguntas sobre a dónde iba y a decirme que no debería, me escabullí entre la gente, y salí.





Lo cierto es que hacía algo de fresco, pero supuse que yo sentía más frío debido al cambio de temperatura con el calor de la fiesta. Y, en fin, como no sabía muy bien hacia dónde quería dirigirme, empecé a andar, decidida a no pensar en un destino para mis pies.

Notaba cómo el aire rozaba mi cara y el bello de la nuca se me erizaba, pero estaba decidida a no dejarme llevar por el frío, así que empecé a dar zancadas decididas, como si quisiera auto convencerme de que no estaba temblando.

Poco a poco, mi cabeza empezó a llenarse de pensamientos.

Intenté ser práctica y me concentré en la fiesta. La verdad es que estaba segura de que más de uno pensaría que yo estaba mal, triste o como suelen decir “en plan emo”. Apostaba por Shad y la pava de su novia, estaba casi completamente segura de que estarían preocupados, pero pensar en ello solo me cabreaba más, así que pasé de página. Lilly también estaría preocupada, pero si me había dejado ir es porque en el fondo sabía que yo iba a estar bien. A veces me frustraba de sobremanera que se preocuparan por mí sin fundamento, pero aunque esta vez tuvieran motivos para hacerlo, no estaría mal que confiasen un poco en mí. Joder, que no me rompo a la primera. A esas alturas ya deberían saber que no soy tan débil como ellos me hacen parecer. Notaba cómo el enfado afloraba en mí. Me reprendí a mí misma por enfadarme por algo que ni si quiera había ocurrido aún, pero lo cierto es que sabía que iba a ocurrir. Harta de martirizarme por lo inútil que a veces mis propios amigos me hacían parecer, encaminé mis pensamientos a cosas más halagüeñas.

Lo cierto es que estaba orgullosa de mí misma por haberme sabido defender de Dave, aunque no es que fuera alguien muy listo, la verdad. Aún así, estaba bien comprobar que no era la chica patosa y torpe que ostentaba un indigno cinturón marrón. Pero, y a pesar de todo, por mucho que intentara evitar pensar en ello, Jacke acababa reapareciendo en mis pensamientos. Me decía a mí misma que no iba a conseguir nada dándole vueltas, pero lo cierto es que lo hacía de igual modo. Así que como no podía evitar pensar en lo que me había ocurrido con él, intenté buscarle también una solución a eso.

Bien, estaba claro que no sólo se había ido decepcionado por no poder bailar conmigo, sino que también habría imaginado que yo estaba con el idiota de Dave. Confiaba en que se acabaría enterando de que al final le mandé a tomar viento, pero Dios sabe cuánto tiempo podía pasar hasta entonces, y qué más podía suceder.

Eso era un punto a mi favor, pero Jacke sería reticente. Seguramente no querría mirarme a la cara en un tiempo, lo cual siempre me había parecido algo inmaduro. Pero bueno, era Jacke, se le perdonaba.

De todas maneras, tenía que asegurarme de hablar con él cuanto antes e intentar arreglar la situación. Me daba igual ese estúpido baile, no quería perder su amistad. Y ese tono frío no paraba de rondar por mi mente, como si algo en mi ser me dijera que algo había cambiado entre nosotros.

De repente, una sensación de pánico me invadió.

¿Y si se negaba a escucharme? ¿o no quería hablarme? ¿y si decidía irse otra vez a su casa de campo a pasar unas vacaciones que duraran semanas? ¿y si empezaba a odiarme y luego era tard…

Antes de poder terminar mis lúgubres cavilaciones, escuché el sonido de una rana croando. Asustada, comprobé que estaba sola en la calle, pero me había alejado más de lo que en un principio había sido mi intención. Confundida, intenté averiguar de dónde salía ese sonido de sapo, y justo cuando me di cuenta de que era mi nuevo tono de llamada, colgaron.

Era Lilly.

Suspiré y me hice un mohín, seguro que ya estaba montando una patrulla para ir en mi búsqueda y captura, así que no tardé en devolverle el toque. Esperé que interpretara el hecho de que no le había contestado la llamada como que simplemente no me apetecía, y continué mi camino. Al dar unos pasos, fue cuando ocurrió. Lo cierto es que estaba tan pendiente del móvil que ni si quiera me había dado cuenta de que Dave estaba frente a mí, y me llevé un buen susto cuando alcé la mirada. Me paré en seco, sin decir nada, simplemente mirándole. Luego, las risas a mi espalda me advirtieron de que sus secuaces estaban detrás de mí, bloqueándome la salida y, sin duda, preparados para hacer lo que Dave quisiera. Intenté barajar mis posibilidades. Lo único que me inspiraba esa pandilla era rabia, frustración por haber caído en esa trampa y compasión por ellos. Pero no miedo. Mis amigos me lo habían dicho muchas veces, esa pequeña parte de mí que se permitía ser temeraria de vez en cuando. Vi cómo Dave sonreía de forma maliciosa:

- Vaya, vaya. Hola, Vicky, ¿cuánto tiempo no?- se acercó, quedando peligrosamente cerca.- ¿qué tal ha ido la fiesta?

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